Que riqueza como oírte, que placer poder mirarte, que será sino la gloria el deleite de adorarte: y que ha de ser sino el cielo la tierra sólo al besarte.
Que lujo tenerte cerca, yo a tu vera al despertarte jugando con tus cabellos y de caricias llenarte y al brillo del nuevo día como a una niña mimarte.
Buenos días amor mío - ¡Que grandioso. . . será amarte!